El cáncer de esófago y estómago se forma dentro del conducto esofágico o de la cavidad gástrica. Su diagnóstico se realiza mediante una endoscopia digestiva alta que permite visualizar el esófago y el estómago por dentro, y en caso de visualizar lesiones sospechosas, corta una pequeña muestra (biopsia) para analizar y confirmar el diagnóstico. Si se confirma el diagnóstico, el siguiente paso es determinar cuanto avanzado está el cáncer, a nivel del esófago y estómago, en los ganglios y en otros órganos. Para ello deben realizarse pruebas de imagen como ECO-endoscopia, TAC (scanner), Resonancia magnética, PET, cirugía laparoscópica u otras pruebas que su médico le indicará.
Existen varios tipos de cáncer de esófago y estómago, los más frecuentes son el cáncer escamoso y el adenocarcinoma, y menos frecuentes el tumor del estroma gastrointestinal (GIST) o el tumor carcinoide.
También se pueden clasificar los tumores según la localización: en la primera porción del esófago, en la zona de transición del esófago al estómago, en la parte más alta del estómago (cardias), en la parte más baja (distal) del estómago o de forma difusa en todo el estómago. La localización marcará el pronóstico y el tratamiento del tumor.
Finalmente, mediante las pruebas de imagen que hemos mencionado arriba, podemos clasificarlo en estadios según la afectación del grosor de la pared del esófago/estómago, la afectación de ganglios linfáticos (adenopatías), la afectación de los órganos vecinos o de otros órganos más distantes. Este estadiaje nos dará información relevante del pronóstico y nos ayudará a decidir la estrategia de tratamiento.