Radiodiagnóstico - Diagnóstico por imagen

Hechos tan fundamentales como la incorporación de los ordenadores en el campo del diagnóstico médico han permitido la digitalización de la imagen radiológica, dando paso al uso de los Ultrasonidos y de la Tomografía computerizada y, con ellos, a un nuevo concepto de visión anatómica axial del cuerpo humano. Este mismo principio técnico es el que inspira a la Resonancia Magnética, el procedimiento más moderno hasta el momento, que, basado en determinadas propiedades de los campos magnéticos, permite no sólo la obtención de imágenes anatómicas de extraordinaria calidad, sino, además, el análisis espectroscópico de los diversos tejidos del organismo humano. 

Todo lo anterior se ha visto complementado con el auge progresivo en el que se encuentran los procedimientos terapéuticos, que, bajo la denominación de Radiología Intervencionista, engloban desde la realización de una quistografía hasta el drenaje de un absceso o la dilatación de una arteria, pasando por la embolización de un aneurisma. 

La evolución histórica y técnica de la especialidad, con la incorporación permanente de nueva tecnología obtenida en algunos casos con el concurso de agentes físicos ajenos al grupo de las radiaciones ionizantes, ha permitido acuñar el concepto de Servicios de Imagen para los nuevos departamentos de Radiología. Estos Servicios de Imagen han dado paso a la práctica de la radiología integrada o, lo que es lo mismo, al diagnóstico radiológico combinado, que no es otra cosa que la aplicación del método como soporte de la técnica, y que incluye la elección del procedimiento más adecuado (técnica radiológica), el reconocimiento y análisis de los signos (semiología) y la correcta interpretación de los mismos. 

El método será, pues, la sucesión inteligente de acciones para conseguir los objetivos a que el examen radiológico aspira. La década de los ochenta, con el desarrollo total de la mayoría de las técnicas modernas, ha introducido en la especialidad un interesante dilema entre la conveniencia de organizar la Radiología según el modelo de órganos y sistemas, en consonancia con la división clásica de la medicina y de la cirugía o, por el contrario, hacerlo en función del uso de las diversas técnicas existentes. 

Si bien la eficacia de ambas situaciones podría discutirse según el lugar en donde se desarrolle la actividad, la tendencia generalizada en la mayoría de los países avanzados es hacia la concepción y organización del Radiodiagnóstico por órganos y sistemas, siendo que, de esta manera, se aporta un mayor beneficio a las diferentes especialidades médico-quirúrgicas. 

Al margen de lo anterior, cuya concreción presenta todavía inconvenientes de tipo funcional en no pocos países, es un hecho consolidado desde hace años la existencia de las tres áreas clásicas de conocimiento, la Radiología Pediátrica, la Neurorradiología y la Radiología Vascular e Intervencionista, que, con entidad propia y diferenciada, vienen funcionando en el seno de los Departamentos de Radiodiagnóstico.

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